De pequeña ayudaba, junto a sus hermanas, en el hilado que hacía la mamá. A los 12 años comenzó a hacer sus propios hilados. Hoy se decida a hilar la lana que le llevan otras personas. Mantiene el oficio porque es una ayuda económica para su familia, pero también porque siente que es su cuidado y cariño con un oficio que se está perdiendo.
Carmen Rosa Pino Bravo
Lana de oveja hilada.